Por: Manuel Roncal Rabanal
Son las 2 :30 de la tarde del día 19 de junio del 2015 y doce amigos enrrumbamos desde Celendín- Cajamarca hacia Leymebamba- Amazonas, a uno de los lugares míticos del Perú, “Laguna de los Cóndores” o “Laguna de las Momias”. Han pasado cerca de 9 años desde que conversamos la idea de visitar este lugar y por fin hoy empezamos una travesía que durara tres días.
Llegamos a Leymebamba a las 7:30 pm, las coordinaciones previas estaban hechas con anterioridad, nos contactamos con quien sería nuestro guía, el señor Clemente Escobedo Aguilar él nos presentó a Julio Ullillen, propietario del hospedaje en dicha laguna con quien acordamos el precio de nuestra estadía; luego fuimos a cancelar el derecho de uso del bote perteneciente a la “Asociación de Guías Turísticos de Leymebamba” en la casa del señor Sinecio Garro Gutiérrez. Con las recomendaciones y advertencias pertinentes fuimos esa noche a descansar; temprano nos esperaría una de las travesías más largas y duras que he recorrido.
Son las 6:30 de la mañana del día 20 de junio y Clemente alista la carga, está nublado, cae una pequeña garua en Leymebamba y estamos reunidos cerca al pequeño mercado de la ciudad, los pobladores están acostumbrados a interactuar con cientos de turistas que hacen los mismos preparativos para realizar la ruta todos los años … Amazonas vende al mundo su cultura, paisajes y naturaleza; el ecoturismo se ha convertido en uno de los pilares para la generación económica en este lugar, y nosotros podemos dar fe de esto. Emprendemos la caminata. Son las 7:15 de la mañana y pasamos por el pequeño poblado de Dos de Mayo, continuamos por el Museo, San Miguel, el Puente y a las 8:50 estamos en la cuesta de Llushpe, sigue nublado pero ya dejo de garuar; pasamos por Lugar Tranquilo, La Playa, Toronjil; el área está muy intervenida por la actividad ganadera que los lugareños le llaman “Vaquería”, hay pequeños relictos de Bosque Húmedo Montano Tropical. Son las 12 del medio día, nos encontramos a 3219 metros de altura en el lugar denominado Lajasbamba, la vegetación empezó a cambiar, los árboles son poco desarrollados creando un paisaje de cuento.
Es hora de comenzar la travesía de la Jalca, caminado por terrenos húmedos y pantanosos donde cada pisada reduce nuestra fuerza; almorzamos en medio del pajonal a las 2 de la tarde para luego continuar el viaje. Son cerca de las 4:15 de la tarde, pasamos el cerro “La Fortaleza” a una altura de 3642 metros, el frio es insoportable, el paisaje formado por una geomorfología de rocas calizas hacen que este esfuerzo valga la pena ya todavía nos esperan 4 horas de caminata, pero decidimos descansar después de dos en una pequeña cabaña en el lugar denominado “La Esperanza”, refugio de muchos viajeros que como nosotros también se albergaron bajo su techo.
Es el 21 de junio y todavía hace falta caminar dos horas para llegar a la casa hospedaje de la laguna, empezamos la caminata a las 6:15 de la mañana, es un camino muy accidentado con barro y mucha agua en medio de la “Montaña”, ya casi son las 8:40, nos topamos con otros visitantes que están de regreso hasta que por fin vemos la casa hospedaje, la ansiedad nos llena de valor y aceleramos el paso, Jyanina y Rubén una pareja de grandes caminantes, nos estarían esperando con el desayuno que impacientemente devoramos. Después de dar un respiro, subimos una pequeña colina y observamos este impresionante lugar del que tanto hemos escuchado hablar y que el año 1997 estuvo en los ojos del mundo como uno de los descubrimientos más grandes de finales del siglo XX, es indescriptible la sensación de sentimientos que nos rodearon; en este corto tiempo que me vengo desempeñando como docente universitario, nunca he visto tantas manifestaciones de alegría de mis estudiantes, sonrisas, frases alentadoras, algunos contemplaban el lugar en silencio con ojos dilatados y brillantes, hemos llegado a la “Laguna de los Cóndores”.
Todavía nos quedaba un par horas de caminata para llegar a las Chullpas, en medio cerro junto a la laguna, lugar donde se encontraron 219 momias guarnecidas en mausoleos y que fueron rescatadas de las manos de los saqueadores y ahora se encuentran en el museo en Leymebamba. Estar ahí, contemplar y admirar lo que nuestros ancestros hicieron es invaluable, me atrevo a decir que esta es una de las razones por la que miles de turistas visitan Amazonas todos los años, creando así una actividad económica basada en la protección de nuestros recursos culturales y naturales. Me parece que Cajamarca está dejando de aprovechar los recursos que todavía le quedan, la falta de autoridades capaces, con decisiones firmes son necesarias para poder integrarnos en el Circuito Turistico Nor Oriental del Perú, tan admirado y reconocido por los extranjeros, pero tan irrelevante para nosotros; hay muchas publicaciones internacionales que mencionan al CTN como una de las mejores rutas de naturaleza y cultura del mundo, será por eso que en estos últimos 7 años la presencia de grandes inversionistas en turismo han llegado a Amazonas empezando a desarrollar grandes proyectos turísticos en donde participan las comunidades, ayudando a crear conciencia y sobretodo generando recursos de manera sostenible para mejorar su calidad de vida.
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